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La Licitación: la gran olvidada del proyecto
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La Licitación: la gran olvidada del proyecto

En la Escuela de Arquitectura, casi todos los profes de Proyectos nos decían que su asignatura era la más importante, y que las demás no servían para nada. En los primeros años de práctica profesional me parecía que esa afirmación era una gran estafa y que merecía venganza. Ahora, ya en la etapa de casi madurez como arquitecto, pienso algo distinto. Efectivamente, proyectar es lo más importante, pero la clave está en que proyectar un edificio incluye manejar siempre el impacto económico de las decisiones formales y funcionales que se van tomando. Es más, proyectar no acaba cuando se entrega el proyecto, sino que seguimos proyectando en obra, incluso tras la obra. Y siempre está ahí el presupuesto como Cuaderno de Bitácora del proyecto. A veces creo incluso que sobran muchos planos si el proyecto está bien definido en su presupuesto. Por lo tanto, sí, proyectar es lo más importante, pero para proyectar hay que dominar todas las disciplinas, que se resumen en el presupuesto.

Y el presupuesto es toda una historia en sí mismo. Pasa de una sencilla Excel a una compleja entelequia de números y textos-tipo remendados y requeteeditados. Pero la mayoría de edad del presupuesto llega con la tan temida (por algunos) y amada (por otros) Licitación. No hay mayor fiesta de la arquitectura que cuando te empiezas a reunir con diferentes constructores a defender tu idea de edificio bien construido, y vas descubriendo en el proceso dónde te pasas de idealista y donde no, dónde merece la pena pelear por la ecología y dónde no… Es en ese momento donde le das el toque final a tu proyecto y sientas las bases, verdaderamente, de cómo va a ser el edificio, cómo se va a construir, con qué filosofía. Porque lo que sale de la Licitación va a misa. Ya no habrá plano ni memoria que pueda cambiar lo ahí decidido.. Arquitectura en estado puro. Aquí es donde nuestro trabajo como arquitectos cobra la categoría de «imprescindibles“(aunque en otras fases seamos «insoportables“).

La realidad es, sin embargo, miserable y resulta que en la práctica, la fase de la Licitación se queda en una especie de limbo en lo que a honorarios, y, por tanto, a tiempo dedicado, se refiere. Se da la paradoja de que la parte más importante de una «misión completa“(me encanta esa denominación del colegio de arquitectos para el encargo completo: proyecto y dirección de obra) es la que peor pagada está… si es que está pagada en absoluto…

 

En mi periplo profesional por Baviera estoy viviendo esto de cerca, aunque con un planteamiento diferente. Por suerte me han encargado llevar un proyecto de principio a fin y recientemente hemos acabado, después de un intenso mes y medio de reuniones, preparación de documentación y muchos cafés, la Licitación del proyecto. Estos dos últimos meses, sólo lo hemos dedicado a esto! Aún no sé cuánto se ha cobrado por esta licitación, pero sé que está suficientemente cubierto por lo honorarios del proyecto. Así da gusto. Y es apasionante: aquí las obras (por lo menos las de mediana escala, como esta), no se suelen encargar a un constructor, sino que cada oficio se contrata a una empresa especializada. Carpinteros, fontaneros, electricistas, escayolistas, y muchos otros profesionales han pasado estos últimos días por el estudio. Ha habido, pues, que preparar las LV´s (Leistungsverzeichnisse) de cada capítulo con su documentación anexa (mucho detalle constructivo…escala 1:1, 1:2, 1:10… esos planos sí que valen!) y con una meticulosa memoria, definiendo hasta la última rejilla anti-ratones (el remate final a la arquitectura aquí). Eso para cada oficio.

Entonces, se ha mandado cada LV a una media de 8 empresas diferentes para ofertar… Empezad a contar: 8 empresas de Carpintería, 8 de Albañilería, 8 de fontanería… y así sucesivamente. El desfile de profesionales ha sido un espectáculo. Se ha definido una fecha para que las empresas entreguen sus ofertas y todas y cada una de ellas religiosamente así lo han hecho. Como si de un proceso de selección se tratara, se han mantenido reuniones con las empresas preseleccionadas para cada oficio en las que, al contrario de lo que pudiéramos pensar de los alemanes, se ha regateado cada partida hasta la extenuación. A fecha de hoy, no se han cerrado acuerdos en todos los oficios, pero sí en los oficios iniciales, de tal manera, que la obra puede comenzar sin que aún no se haya elegido por ejemplo a la empresa de Trockenbau (paneles interiores de Fermacell, los que hacen la cámara de instalaciones en los edificios de madera..).

Ahora ya solo queda construir el edificio… La obra ha empezado este mes… Os iré contando.

1 Comentario
  • Raul Espin
    Posted at 12:59h, 20 marzo

    Muy interesnate Alvaro. Seguiremos tu periplo por tierras germanicas!

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