07 Sep ¿SIRVE DE ALGO LA ARQUITECTURA?
Vecin@ cohouser y Elena Castillo
A la salida de uno de los muchos talleres que realizamos con Entrepatios para el desarrollo del proyecto, uno de nuestros cohousers, nos dijo una frase que con el tiempo nos ha dado mucho que pensar.
“Hoy he entendido lo que verdaderamente hace un arquitecto. Nunca pensé que para hacer un edificio tantas cosas puedan tenerse en cuenta”.
La sorpresa para sAtt fue grande, puesto que ese taller, el cuarto, ha sido quizá el más singular de los que hemos tenido, desde luego el menos ortodoxo. Dedicamos una tarde de muchas horas a contar a la cooperativa cuatro relatos de cuatro habitantes de Las Carolinas definidos en Satt. Cuatro historias de ficción que hilaban todas las ilusiones y posibilidades que a la hora de ir definiendo el edificio respondiendo a las expectativas de la cooperativa habíamos sido capaces de imaginar. Recibimos aquel comentario con ilusión y mucho agradecimiento; nos hizo darnos cuenta de que estábamos siendo capaces de transmitir lo bonito de la complejidad que tiene diseñar un edificio y su capacidad transformadora.
En este espacio siempre hablamos de cómo vivimos el proceso en sAtt, pero nos gustaría compartir un relato lo más caleidoscópico posible que represente lo complejo y diverso del proceso y de las personas que lo conforman. Por eso le pedimos que escribiese un post explicando sus palabras, y aquí lo tenéis. Esperamos que lo disfrutéis tanto como lo hemos hecho nosotros…
«En Entrepatios, el proyecto de arquitectura ha sido el fruto de un intenso mano a mano entre la cooperativa y el estudio de arquitectos»
¿Sirve de algo la arquitectura?
Estudié la universidad en la CUJAE, en La Habana. Una especie de Instituto Tecnológico pues solo se estudiaban ingenierías. Con una excepción, también se estudiaba arquitectura. En medio de aquella casi adolescencia, añadíamos gracia a la vida poniendo motes según la profesión. A los informáticos les llamaban mecanógrafos, a los hidráulicos, turbineros, a los eléctricos, electricistas. Sin embargo, los arquitectos no eran tan siquiera merecedores de la mofa. Los veíamos como un mundo aparte, sin importancia. El contexto no ayudaba. En Cuba no se hacen grandes obras de ingeniería y salvando algunos casos, no se hace cumplir la normativa urbanística. No era difícil terminar asociando un arquitecto a alguien que despliega alguna habilidad a la hora de dibujar el plano de una casa y poco más.
Fast-forward al presente. España, una sociedad compleja. Y dentro de ella, Entrepatios, un singular proyecto que involucra arquitectura, mucha arquitectura. Y sAtt, el estudio que conforman los técnicos-arquitectos detrás del volante. Entrepatios es una cooperativa para la construcción de viviendas en cesión de uso dentro de Madrid, de la que soy miembro. Es otras muchas cosas: un proyecto social, un proyecto pionero, un proyecto ecológico; aquí me ceñiré al marco técnico arquitectónico. En Entrepatios, el proyecto de arquitectura ha sido el fruto de un intenso mano a mano entre la cooperativa y el estudio de arquitectos. Este trabajo a 4 manos se dispuso en una serie de talleres, cada uno dedicado a una fracción del edificio: la cubierta, la producción de energía, el reciclaje de agua y el acabado, por mencionar algunos.
La conciencia de mi ignorancia se hizo patente desde mucho antes del primer taller. La primera mención al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) me dio una pista de la complejidad que se avecinaba. Un documento que se me antojaba una especie de definición, casi matemática, de cómo debe hacerse un edificio. No tengo ni idea de cuántas páginas tendrá semejante documento, tal vez muchos cientos. Y el lenguaje técnico fue otro universo que se abrió ante mí. Medianera, alzado, chaflán, ¿alicatado vs. solado?, puentes térmicos, arquitectura abierta. Supe que la superficie mínima de las ventanas está sujeta a la superficie de la estancia que ilumina y ventila. O la altura del edificio, que está estrictamente regulada, en dependencia del ancho de la calle que tenga enfrente. Visto en retrospectiva, es de sentido común.
«Si me preguntan hoy, respondería que la arquitectura es una disciplina que mezcla ingeniería y arte. Completa un puzzle de belleza y muchísimo conocimiento técnico. Una disciplina con una amplia capacidad transformadora, allí, en el barrio»
Mi sorpresa vino más bien de reconocer que el código técnico es una suerte de ecuación matemática en donde hay cientos de variables que tienen que ser debidamente ajustadas para que un proyecto sea aprobado. Siento un poco al imaginar un sistema informático que ayude a este proceso. Nunca antes había cavilado sobre el impacto social de un inmueble. Además de la estética y el confort, hay otras preguntas que responder. ¿Se quiere una apertura al barrio? o ¿se quiere maximizar la interacción entre vecinos?. Estas respuestas no sólo son dadas por la voluntad de los habitantes, el edificio las tiene en su ADN y sobre esto el arquitecto tiene poder y por lo tanto responsabilidad.
Si me preguntan hoy, respondería que la arquitectura es una disciplina que mezcla ingeniería y arte. Completa un puzzle de belleza y muchísimo conocimiento técnico. Una disciplina con una amplia capacidad transformadora, allí, en el barrio.
# talleres
0. roles, metodología y sueños
1. mapeo, relación público/común/privado y referencias
2. proceso de co-diseño y definición de espacios comunes y privados
3. instalaciones, energía y estrategia medioambiental (salud, materiales, agua, renovables, eficiencia)
4. prediseño del edificio y asignación de viviendas
5. aprobación del proyecto básico
7. envolvente
8. climatización, renovables y aspecto del edificio
9. acabados
Los comentarios están cerrados.