16 Jul Low-tech rural: una vivienda rural-actual
En un pequeño pueblo llamado Riahuelas, enclavado entre campos de cereal en la provincia de Segovia, procura insertarse esta pequeña vivienda sin hacer mucho ruido en el núcleo del pueblo.
Un pueblo en el que nos encontramos con una tradición constructiva aún visible en los muros de las casas que lo componen, con unos materiales regalados de la tierra, como es el barro, y con una edificación cercana que nos llamó la atención por su carácter funcional y por su adaptabilidad a diferentes usos: un palomar.
Los palomares son hitos dentro de la soledad de la llanura, edificaciones de marcado funcionalismo, pero de una familiaridad especial. Han sido hogar de palomas, depósito de abono, y ahora, por qué no, una vivienda.
Anteriormente habíamos desarrollado la experiencia de rehabilitar un palomar y convertirlo en una vivienda. Ahora podíamos edificar un palomar de nueva planta con el uso de vivienda, respondiendo al programa mínimo y al sueño de casa de sus futuros moradores, ajustandonos a su economía. Una casa a su medida.
Así pues nos pusimos manos a la obra con la motivación de conjugar en esta casa el lenguaje y la técnica modernos con la tradición constructiva de los muros de barro.
Desde el punto de vista bioclimático, el modelo tipológico del palomar nos porporciona la compacidad necesaria para el clima extremo de Segovia. La otra estrategia fue duseñar pocos huecos a norte, este y oeste, y muchos a sur, para captar el sol controlando el exceso por medio de un porche adosado a la fachada sur, con un elemento vegetal que tamizará la luz y el soleamiento.
La utilización para la fachada de las “adobas” o ladrillos de adobe de la ruina contigua a nuestra obra supone un impacto nulo en el medio ambiente, puesto que la única energía necesaria para su inserción en el edificio es la del peón que la acarrea una distancia inferior a 20 metros
La estructura vertical de la casa es de muros de carga de varios tipos. Los muros exteriores de las fachadas Norte y Oeste se construyen con doble hoja, de fábrica de Termoarcilla al interior, de 29 cm de espesor, y de ladrillos de adobe o “adobas” al exterior. Ambas hojas se unen con llaves metálicas.
En la fachada Sur el muro construido es de fábrica de ladrillo perforado macizado de un pie, y una cámara de aire construida con un tabicón de hueco doble hacia el exterior, dejando unas aberturas para su ventilación en verano.
Los muros de carga interiores así como los de arriostramiento son también de fábrica de ladrillo perforado macizado de un pie, dotando a la casa de inercia térmica.
La estructura horizontal de la casa es de vigas de madera aserrada de pino de la clase resistente C-18, que proviene de un aserradero cercano que obtiene su madera de explotaciones controladas de la zona, aunque sin sello de certificación.
Se ha aplicado a esta madera un tratamiento insecticida sumergiéndola en una disolución de sal de bórax en agua a 80º C, dentro de una balsa fabricada ex profeso en la obra a partir de uno chapones que se “rescataron” del vertedero local.
Los cargaderos de los forjados se ejecutan también en madera, y constituyen el zuncho de atado de los muros, que quedan vistos, enmarcando las paredes en el interior.
Morteros
En los morteros de agarre para la fábrica de ladrillo perforado macizado hemos mezclado cemento blanco, hidróxido de cal en polvo y arena de mina en proporción 1:1:4 para un mortero M80. Para los bloques de termoarcilla se ha utilizado mortero mixto de cemento blanco e hidróxido de cal con resistencia característica a compresión de 100 kp/cm2, con una dosificación volumétrica 1 cemento : ½ cal : 4 arena.
En la hoja exterior de las fachadas Norte y Oeste, de “adobas”, utilizamos barro en los tendeles no coincidentes con las llaves; y en los que coincidían con éstas, un mortero mixto de cemento blanco, cal, barro y arena, insertando cantos de pequeño tamaño para reforzarlos y a la vez decorarlos.
Acabados
En el exterior solamente enlucimos la fachada sur, por medio de un enfoscado a base de mortero bastardo de cemento blanco e hidróxido de cal.
Las fachadas Norte y Oeste quedan con las “adobas” vistas. Ha sido necesario aplicar un revestimiento de silicato de potasio, una película transparente a base de cristales del silicato, que las protege de la intemperie y retrasa su deterioro. No obstante hay que tener en cuenta que dicho material debe ser aplicado con cierta frecuencia, y en algunos casos, no evita que las “adobas” más deterioradas desprendan algo de barro en épocas de lluvia. Para evitar esto, en el diseño de la fachada procuramos limitar las superficies de escorrentía dividiéndola en diferentes paños por medio de unos baberos de zinc, que alejan el agua de las adobas. Este diálogo entre materiales tradicionales y materiales más actuales fue objeto de mucho debate… ¿cuáles debían predominar sobre los otros?. El resultado fue una composición de huecos con una predominancia de lo tradicional, los “palos” de madera de enebro, también recuperados, sobre los chapones de zinc.
Hemos tratado las maderas al interior con aceites minerales y pinturas en base acuosa ecologicas. Los tableros OSB de la cubierta quedan vistos pero con la pintura a modo de veladura redujimos el efecto agobiante de las fibras de la madera.
Los suelos, ejecutados sobre una base de cemento, son de dos tipos: empedrados, quedando el cemento blanco sin colorear; y de pavimento continuo de cemento pulido. En este último caso, añadimos óxido de hierro a la mezcla para dotar al suelo acabado de la calidez y el color de la tierra del lugar.
Pues esto es lo que nosotros entendemos por “low-tech”, una forma de diseñar contando con un presupouesto muy reducido y con materiales de bajo impacto. Frente al high-tech de los años 70, que supuso un corte radical con la tradición, el low-tech se inspira en la tecnología de la tradición. En este caso utilizando además un material tradicional de una ruina, con un lenguaje más actual basado en la tipología del palomar.
Lo que hemos aprendido es que es importante contar también con materiales modernos como en este caso el zinc, ya que el uso de materiales recuperados implica un deterioro más rápido de estos, y por tanto, un mantenimiento, y cuanto más retrasemos ese mantenimiento, mejor.
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