Este indicador hace referencia al impacto sobre el calentamiento global, cuantifica las emisiones de CO2 que emite la edificación en el conjunto de su ciclo de vida: fabricación de materiales, transporte, puesta en obra, mantenimiento y uso del edificio.
El impacto ambiental de los materiales de obra se evalúa y reduce mediante certificaciones y distintos tipos de eco-etiquetas (DAP, Ecolabel, FSC, CradleToCradle, Blue Angel, PEFC…). Son sistemas voluntarios de calificación que certifican que un producto determinado es preferible desde el punto de vista ambiental.
La normativa actual del Código Técnico de Edificación ya es muy exigente con soluciones de eficiencia energética para Edificios de Energía Casi Nula, pero buscamos estándares más exigentes, como Passivhaus, que reducen la demanda hasta un 70% en calefacción y refrigeración.
Mediante la completa electrificación de los edificios y el uso de energía de origen 100% renovable se eliminan los elementos de combustión en la edificación y se evita la emisión de gases contaminantes en los entornos urbanos.
La elección de materiales para minimizar su impacto ambiental tienen en cuenta dos dimensiones: por un lado, el uso de materiales provenientes del reciclaje de otras industrias y, por otro, la utilización de materiales que sean fácilmente reciclables para su utilización en otros usos o diferentes industrias.
La correcta gestión de los recursos hídricos deriva en el uso óptimo de agua potable y el aprovechamiento de la procedente de lluvia, así como en la depuración y/o reutilización de las aguas grises para fines como riego o cisternas de water.
Consiste en la maximización de fuentes de energía renovable para satisfacer la demanda en el uso de los edificios, tanto con generación in situ (eólica, fotovoltaica, termosolar) como con el compromiso de contratación de energía de origen 100% renovable.
Analizamos el gas radón en los emplazamientos que son de alto riesgo y establecemos medidas para mantener niveles por debajo de los 100 Bq/m³, siguiendo las recomendaciones de la OMS. La actual exigencia del Código Técnico de Edificación está en 300 Bq/m³.
Los espacios son potenciales generadores de relaciones humanas y constructores de comunidades. Esta vocación se refleja en la arquitectura mediante el diseño de elementos que facilitan la interacción, el intercambio y la comunicación.
Los modelos de desarrollo en tenencia compartida, cooperativas, propiedades colectivas y derechos de uso favorecen los aspectos sociales y la independencia en el desarrollo de los proyectos, además de evitar su uso como un bien únicamente financiero.
A través del diseño biofílico buscamos generar sensaciones de conexión con la naturaleza con los consecuentes beneficios que esto aporta a las personas que usan esos espacios. No se trata solo de la incorporación de biodiversidad vegetal, sino del propio diseño de los espacios.
La psicología ambiental y la neuroarquitectura estudian el diseño de los espacios a través del color, las formas, los olores, las texturas y la luz para generar un mayor bienestar. La aplicación de estas medidas estimula la creatividad, ayuda a mantener la atención y la concentración y mitiga el estrés.
Los COVs son sustancias químicas perjudiciales para la salud que liberan pinturas, barnices, disolventes y otros elementos usados en la construcción. Elegimos sólo aquellos materiales con mínimas concentraciones de COVs, tanto en su aplicación como en las posibles emisiones una vez instalados.
La ventilación -tanto natural como mecánica- y filtrado de partículas en los espacios garantiza la máxima calidad del aire en el interior. Establecemos unos niveles muy exigentes para proteger la salud de las personas: formaldehidos (< 20 gr/m³), partículas en suspensión PM2,5 (<10 gr/m³) y PM5 (<20 gr/m³), CO² (< 855 ppm) y COVs (< 1000 /m³), NO² (< 40 /m³), y SO² (< 10 /m³) y Ozono (< 0,05 ppm).²
Búsqueda del bienestar de las personas en términos de confort lumínico, térmico, acústico y electromagnético para que los espacios sean lo más adecuados para el descanso, la productividad o la creatividad.
Para la protección de las personas en el consumo de agua potable se somete a un filtrado que garantiza un agua limpia, libre de sabor, olor, patógenos y sustancias dañinas para la salud.
La economía del propósito busca generar proyectos con un propósito transformador en la sociedad, produciendo bienes o servicios que ofrecen soluciones sostenibles a retos sociales y medioambientales. Se trata del “¿para qué?” del proyecto, su visión y sus valores son indicadores fundamentales para justificar su desarrollo arquitectónico.
La inversión de impacto persigue alinear los valores sociales y medioambientales de un proyecto con la consecución del retorno económico. Es una inversión con un triple beneficio o triple balance: económico, social y ambiental.
Financiación prioritariamente a través de banca ética o programas de hipotecas verdes de bancos en transición hacia modelos más responsables.
Los proyectos participan de la economía circular a través de la industrialización de procesos, sistemas fácilmente desmontables y el uso de materiales reutilizables, reciclados y reciclables.
Incorporación del usuario en las tomas de decisiones y generación de procesos colectivos y participativos en las tomas de decisiones.
Tener una visión largoplacista y sistémica de la economía teniendo en cuenta las inversiones iniciales y el funcionamiento del edificio con los gastos energéticos, los gastos de mantenimiento y la vida útil de los diferentes materiales.
Participamos en la creación de un cuarto sector que transforme el modelo económico.
Favorecemos el crecimiento de un ecosistema y una economía social con la elección de proveedores y colaboradores alineados con nuestros valores -Mercado social, SANNAS, B Corp.
El bienestar de las personas y la productividad puede mejorarse con medidas que proporcionen mayor confort en términos de iluminación, temperatura y ruido. El diseño de las texturas, colores, formas e incluso olores también repercuten de forma positiva estimulando la creatividad, aumentando la concentración y reduciendo el estrés. Este impacto se mide a través de parámetros como el nivel absentismo o la consecución de plazos y objetivos.
Este indicador hace referencia al impacto sobre el calentamiento global, cuantifica las emisiones de CO2 que emite la edificación en el conjunto de su ciclo de vida: fabricación de materiales, transporte, puesta en obra, mantenimiento y uso del edificio.
El impacto ambiental de los materiales de obra se evalúa y reduce mediante certificaciones y distintos tipos de eco-etiquetas (DAP, Ecolabel, FSC, CradleToCradle, Blue Angel, PEFC…). Son sistemas voluntarios de calificación que certifican que un producto determinado es preferible desde el punto de vista ambiental.
La normativa actual del Código Técnico de Edificación ya es muy exigente con soluciones de eficiencia energética para Edificios de Energía Casi Nula, pero buscamos estándares más exigentes, como Passivhaus, que reducen la demanda hasta un 70% en calefacción y refrigeración.
Mediante la completa electrificación de los edificios y el uso de energía de origen 100% renovable se eliminan los elementos de combustión en la edificación y se evita la emisión de gases contaminantes en los entornos urbanos.
La elección de materiales para minimizar su impacto ambiental tienen en cuenta dos dimensiones: por un lado, el uso de materiales provenientes del reciclaje de otras industrias y, por otro, la utilización de materiales que sean fácilmente reciclables para su utilización en otros usos o diferentes industrias.
La correcta gestión de los recursos hídricos deriva en el uso óptimo de agua potable y el aprovechamiento de la procedente de lluvia, así como en la depuración y/o reutilización de las aguas grises para fines como riego o cisternas de water.
Consiste en la maximización de fuentes de energía renovable para satisfacer la demanda en el uso de los edificios, tanto con generación in situ (eólica, fotovoltaica, termosolar) como con el compromiso de contratación de energía de origen 100% renovable.
Analizamos el gas radón en los emplazamientos que son de alto riesgo y establecemos medidas para mantener niveles por debajo de los 100 Bq/m³, siguiendo las recomendaciones de la OMS. La actual exigencia del Código Técnico de Edificación está en 300 Bq/m³.
Los espacios son potenciales generadores de relaciones humanas y constructores de comunidades. Esta vocación se refleja en la arquitectura mediante el diseño de elementos que facilitan la interacción, el intercambio y la comunicación.
Los modelos de desarrollo en tenencia compartida, cooperativas, propiedades colectivas y derechos de uso favorecen los aspectos sociales y la independencia en el desarrollo de los proyectos, además de evitar su uso como un bien únicamente financiero.
A través del diseño biofílico buscamos generar sensaciones de conexión con la naturaleza con los consecuentes beneficios que esto aporta a las personas que usan esos espacios. No se trata solo de la incorporación de biodiversidad vegetal, sino del propio diseño de los espacios.
La psicología ambiental y la neuroarquitectura estudian el diseño de los espacios a través del color, las formas, los olores, las texturas y la luz para generar un mayor bienestar. La aplicación de estas medidas estimula la creatividad, ayuda a mantener la atención y la concentración y mitiga el estrés.
Los COVs son sustancias químicas perjudiciales para la salud que liberan pinturas, barnices, disolventes y otros elementos usados en la construcción. Elegimos sólo aquellos materiales con mínimas concentraciones de COVs, tanto en su aplicación como en las posibles emisiones una vez instalados.
La ventilación -tanto natural como mecánica- y filtrado de partículas en los espacios garantiza la máxima calidad del aire en el interior. Establecemos unos niveles muy exigentes para proteger la salud de las personas: formaldehidos (< 20 gr/m³), partículas en suspensión PM2,5 (<10 gr/m³) y PM5 (<20 gr/m³), CO² (< 855 ppm) y COVs (< 1000 /m³), NO² (< 40 /m³), y SO² (< 10 /m³) y Ozono (< 0,05 ppm).
Búsqueda del bienestar de las personas en términos de confort lumínico, térmico, acústico y electromagnético para que los espacios sean lo más adecuados para el descanso, la productividad o la creatividad.
Para la protección de las personas en el consumo de agua potable se somete a un filtrado que garantiza un agua limpia, libre de sabor, olor, patógenos y sustancias dañinas para la salud.
Es necesario acabar con la dicotomía del espacio público-privado que perpetúa un modelo de desigualdad. La vivienda es el primer lugar de socialización, donde se aprenden las relaciones entre géneros. Proponemos una arquitectura que pone en el centro la vida de las personas que la habitan.
La economía del propósito busca generar proyectos con un propósito transformador en la sociedad, produciendo bienes o servicios que ofrecen soluciones sostenibles a retos sociales y medioambientales. Se trata del “¿para qué?” del proyecto, su visión y sus valores son indicadores fundamentales para justificar su desarrollo arquitectónico.
La inversión de impacto persigue alinear los valores sociales y medioambientales de un proyecto con la consecución del retorno económico. Es una inversión con un triple beneficio o triple balance: económico, social y ambiental.
Financiación prioritariamente a través de banca ética o programas de hipotecas verdes de bancos en transición hacia modelos más responsables.
Los proyectos participan de la economía circular a través de la industrialización de procesos, sistemas fácilmente desmontables y el uso de materiales reutilizables, reciclados y reciclables.
Incorporación del usuario en las tomas de decisiones y generación de procesos colectivos y participativos en las tomas de decisiones.
Tener una visión largoplacista y sistémica de la economía teniendo en cuenta las inversiones iniciales y el funcionamiento del edificio con los gastos energéticos, los gastos de mantenimiento y la vida útil de los diferentes materiales.
Participamos en la creación de un cuarto sector que transforme el modelo económico.
Favorecemos el crecimiento de un ecosistema y una economía social con la elección de proveedores y colaboradores alineados con nuestros valores -Mercado social, SANNAS, B Corp.
El bienestar de las personas y la productividad puede mejorarse con medidas que proporcionen mayor confort en términos de iluminación, temperatura y ruido. El diseño de las texturas, colores, formas e incluso olores también repercuten de forma positiva estimulando la creatividad, aumentando la concentración y reduciendo el estrés. Este impacto se mide a través de parámetros como el nivel absentismo o la consecución de plazos y objetivos.
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